miércoles, 22 de noviembre de 2017

Recordando el máster

¡Buenos días! 

Voy camino de Sevilla con mi madre para para pasar el día y hacer algunos trámites de la universidad. Además aprovecharé para comprar más materiales de encuadernación, ¡no paro! La semana pasada estuve muy atareada, pero ya he enviado tres de las cuatro agendas que me han pedido así que ahora estoy un pelín más relajada. Hoy os traigo una de esas tres. 

¿Recordáis el cuaderno con miniaturas medievales que me pidió Santi hace ya unos meses? Pues debió gustarle porque me ha encargado también una agenda. Esta vez quería algo que se pareciera lo más posible a un libro antiguo como los que analizamos en el máster y aunque tenía mis dudas, hice todo lo que pude. Y este es el resultado:


Estoy realizando las agendas mediante el cosido americano, que no lleva hilo pero se refuerza mediante el uso de cinco cuerdas en vez de dos. Si se hace bien, los folios del cuaderno quedan bien sujetos.

Para darle ese aire antiguo en el interior usé folios en tono beige y hojas de guarda con dos mapamundis preciosos que compré en Sevilla.



Además, una de las partes favoritas de esta agenda es la portada que hice para él, imitando -salvando las distancias- las portadas de los libros antiguos ¡no le falta ni el Privilegio Real! (si queréis saber un poco más sobre el tema os he dejado unas definiciones cortas en el diccionario). 

Portada de un libro antiguo que forma parte del fondo de la biblioteca privada del Convento del Santo Ángel de Sevilla

Portada de la agenda que hice imitando las portadas antiguas

Santi quería una agenda formal así que usé una fuente clásica y el diseño a rayas que ya os enseñé en la primera entrada de agendas. Me he hartado de hacer rayas a ordenador y reorganizarlas cada vez que se movían, pero creo que ha quedado genial:


El exterior, como podéis ver, es muy sencillo: tela azul que combina muy bien con las hojas de guarda y, como toque original, nervios falsos en dorado en el lomo. Los hice pintando una cartulina oscura con pintura dorada y dejándola secar. Después corté tiras muy finas y las pegué, dejándolas un poco torcidas y con los bordes mal pegados para darle un aspecto un poco más envejecido -los libros antiguos no suelen estar en perfecto estado-.


Lo que son las cosas, para una vez que no me importan las arrugas interiores, no me sale ni una. 

Bueno, ¿qué os parece? Yo me lo he pasado genial haciéndola, me ha traído muy buenos recuerdos. Estoy deseando que llegue a Canarias y Santi me dé su opinión. Mientras, me gustaría saber la vuestra. Venga, un comentario ¿no? Que sé que me leéis pero nunca decís nada. ;)

Muy prontito os enseñaré otra de las agendas y un cuaderno pequeñito que he hecho esta tarde para mi tía. ¡Nos vemos! 

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