sábado, 5 de mayo de 2018

Leonardo da Vinci

¡Hola a todos! 

Esta semana no he subido ningún post porque he estado liada, así que aprovecho ahora para enseñaros el cuaderno que hice en el curso el año pasado: el cuaderno forrado en cuero. No es ninguna maravilla, porque era la primera vez que hacía uno con esas técnicas -también en el pegado de las guardas- pero le tengo mucho cariño y estoy orgullosa de él. 

Para hacer un cuaderno forrado en cuero primero hay que rebajar el material con una cuchilla especial, la chifla. No parece muy afilada, pero engaña. La primera vez, la profesora nos hizo forrar trozos de cuero en su escritorio y todo bien, pero ya en casa empecé a rebajar el mío para el cuaderno y me corté, cómo no. Nada importante, pero aconsejo tener cuidado a la hora de manejarla. 



Para chiflar es importante también utilizar una superficie que no se astille, como vidrio o cristal. Yo compré esta en Leroy Merlin, ya puestos, que fuera también decorativa.

Para mi cuaderno fui con Ana, compañera del máster, del curso y amiga, a una tienda de curtidos y por buen precio me llevé varios retales: uno en granate, otro en un verde grisáceo y el ganador, el rosa palo. No era muy grueso, por lo que, corte aparte, fue fácil de chiflar. Lo pegamos a las tapas con engrudo casero. El problema del cuero es que cualquier roce se queda marcado y como no tenía mucha habilidad con él la tapa quedó con marcas. A pesar de todo, intenta imitar un cuaderno antiguo, así que las señas no terminan de molestar:


Lo que más me gusta de este cuaderno son los falsos nervios del lomo, que hice pegando cuerdas gruesas a la lomera. Esta última también seguía una técnica diferente, pero ya la explicaré otro día: 


Iba a pegarle unas esquineras de metal que compré en una tienda online, pero las acabé utilizando para el TFM de mi madre así que la encuadernación quedó así: sencilla, sin más adornos que los nervios. Pasemos al interior. 

Esta fue una de las primeras veces que utilicé folios beige -recordad que lo hice el año pasado-, quedaban mucho mejor que los blancos para este estilo. Un día de estos me gustaría probar a envejecer los cortes con té o café, pero por ahora es sólo un proyecto.  


Iba a ser el último cuaderno que haríamos en el curso y quería que fuera elegante, así que usé una cinta de registro granate y cosí las cabezadas a mano con hilo de punto en dorado y granate: 


En cuanto a las guardas, qué mejor que un papel que simulara escritura medieval o moderna y en cuanto vi este, con garabatos de Leonardo da Vinci, no me lo pensé dos veces. Me encantaba el papel y me encantaba como quedaba con el rosa palo y el beige de los folios. Las pegamos de una manera distinta también, con el cuaderno abierto y por eso no quedaron muy bien pero como ya he dicho, se supone que simula un cuaderno viejo, así que la arrugas no terminan de desagradarme.



Y hasta aquí el post sobre el cuaderno de cuero. ¿Qué os parece? Para ser el primero no está mal, ¿no? La verdad es que es el primero y el último, tengo cuero ahí, pero es un material bastante difícil de utilizar y todavía no me he animado a hacer nada más. Quizás este verano aproveché el rojo y me ponga a ello, ya os iré contando. 

El próximo post será un cuaderno con una encuadernación totalmente diferente, con solapa y botón. Lo he terminado hoy, así que dadme tiempo para hacerle fotos y dárselo a su dueña, espero que os guste tanto como a mí. Ya tengo pendientes dos agendas más y quiero sacar tiempo para hacerme un álbum de fotos combinando la encuadernación artesanal con unos preciosos papeles de scrapbooking que compré el otro día, aprovechando algunas ofertas. Ah y recordad que estamos a pocas visitas para el sorteo, atentos ;)

Nos vemos muy pronto, ¡besos!

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